miércoles, 17 de septiembre de 2008

La Bruja de Abril

LA BRUJA DE ABRIL

En el aire, sobre los valles, bajo las estrellas, sobre un rio, un estanque, un camino,

volaba Cecy. Invisible como los nuevos vientos de la primavera, fragante como el

aroma de los tréboles que se alzaba en los campos a la tarde, ella volaba. Se

deslizaba en palomas suaves como el armiño blanco, se detenia en los árboles y

vivía en los capullos, abriéndose en pétalos cuando soplaba la brisa. Se posaba en

una rana verde, fresca como la menta, a orillas de un charco brillante. Trotaba en

un perro Zarzoso y ladraba para oir ecos que venían de graneros lejanos. Vivía en

las nuevas hierbas de abril, en suaves y claros líquidos que se alzaban de la tierra

de almizcle.

Es primavera, pensaba Cecy. Esta noche estaré en todas las cosas vivas del mundo.

Ahora vivía en grillos claros en los arroyos de alquitrán de los caminos, ahora caía

como el rocio en una verja de hierro. Era la suya una mente que se adaptaba con

rapidez, y volaba invisible en los vientos de Illinois esta noche única de su vida.

Acababa de cumplir diecisiete años.

— Quiero enamorarme -dijo.

Lo había dicho a la hora de la cena. Y sus padres habían abierto los ojos y se

habían reclinado tiesamente en sus sillas.

— Cuidado -le habían aconsejado-. Recuerda que eres una criatura notable. Toda

nuestra familia es rara y notable. No podemos mezclarnos o casarnos con gente

ordinaria. Perderíamos nuestros poderes mágicos si lo hiciésemos. ¿No te gustaría

no poder "viajar" por medios mágicos, no es verdad? Entonces, cuidado. ¡Cuidado!

Pero en su alto dormitorio, Cecy se había perfumado la garganta, y se había

tendido temblorosa y aprensiva en su carruaje de cuatro caballos, como una luna

de leche que se alza sobre los campos de Illinois, transformando los ríos en cremas

y los caminos en platino.

— Sí -suspiró-. Soy de una familia rara. Dormimos de día y volamos de noche como cometas negras en el viento. Si lo deseamos, podemos dormir en un topo durante el invierno, en la tibia tierra. Puedo vivir en cualquier cosa: un guijarro, una flor de azafrán, o una manta religiosa. Puedo abandonar mi cuerpo simple y huesudo y lanzar mi mente a la aventura. ¡Ahora!

El viento la llevó sobre campos y praderas.

Cecy vio las cálidas luces primaverales de mansiones y granjas que brillaban con

colores crepusculares.

Yo no puedo enamorarme porque soy sencilla y rara, pero me enamoraré por medio de alguna otra, pensó.

En los campos de una granja, en la noche de primavera, una muchacha de pelo

oscuro, de no más de diecinueve años, sacaba agua de un profundo pozo de piedra,

y cantaba.

Cecy cayó -una hoja verde- en el pozo. Se tendió en el tierno musgo del pozo,

mirando hacia arriba en la sombría frescura. Luego se animó en una palpitante e

invisible ameba. ¡Luego en una gota de agua! Al fin, en un tazón frío, se sintió

llevada a los tibios labios de la muchacha. Se oyó un suave y nocturno sonido; la

muchacha bebía.

Cecy miró el mundo desde los ojos de la muchacha.

Desde el interior de la oscura cabeza, desde los ojos brillantes, miró las manos que

tiraban de la tosca cuerda. Escuchó a través de las orejas de caracol el mundo de la

muchacha. Olió un particular universo por la delicada nariz, sintió que aquel

corazón especial batía y batía. Sintió que aquella lengua extraña se movía

cantando.

¿Sabrá que estoy aqui?, pensó Cecy.

La muchacha abrió la boca. Miró fijamente los prados nocturnos.

— ¿Quién está ahí?

No hubo respuesta.

— Sólo el viento -murmuró Cecy.

La muchacha se rió de sí misma, pero se estremeció.

— Sólo el viento.

Era un buen cuerpo, el cuerpo de la muchacha. Tenía huesos del más fino y

delicado marfil, envueltos redondamente en carne. El cerebro era como una pálida

rosa té, que colgaba en la oscuridad, y había un aroma de manzanas en la boca.

Los labios se apoyaban firmemente en los blancos, blancos dientes, y las cejas se

arqueaban nítidamente ante el mundo, y el pelo caía hermoso y suave en la nuca

de leche. Los poros se apretaban diminutos y cerrados. La nariz apuntaba a la luna

y las mejillas brillaban con pequeños fuegos. El cuerpo se movía con el equilibrio de una pluma y parecía como si siempre se cantase a sí mismo. Estar en este cuerpo, esta cabeza, era como calentarse en una estufa, vivir en el ronroneo de un gato dormido, dejarse llevar por las tibias aguas de un arroyo que corría de noche hacia el mar.

Me gustará estar aquí, pensó Cecy.

— ¿Qué? -preguntó la muchacha como si hubiese oído una voz.

— ¿Cómo te llamas? -preguntó Cecy cuidadosamente.

— Ann Leary. -La muchacha se estremeció-. ¿Pero por qué digo esto en voz alta?

— Ann, Ann -murmuro Cecy-. Ann, vas a enamorarte.

Como si fuese una respuesta, un trueno estalló en el camino, un repiqueteo y un

retumbar de ruedas en la grava. Apareció un hombre alto que manejaba un carro,

sosteniendo las riendas en los brazos monstruosos, y con una sonrisa brillante que

cruzaba el patio de la granja.

— ¡Ann!

— ¿Eres tú, Tom?

— ¿Quién otro podia ser?

Tom saltó del carro y ató las riendas a la verja.

— ¡Yo no hablo contigo!

Ann dio media vuelta con el balde en la mano, salpicando el suelo.

— ¡No! -gritó Cecy.

Ann se detuvo. Miró las lomas y las primeras estrellas de la primavera. Miró al

hombre llamado Tom. Cecy le hizo dejar caer el balde.

— ¡Mira lo que has hecho! Tom corrió.

— ¡Mira lo que me has hecho hacer!

Tom le limpió los zapatos con un pañuelo riéndose.

— ¡Apártate!

Ann le pateó las manos, pero Tom se rió otra vez, y desde kilómetros de distancia,

Cecy le miró la forma de la cabeza, el tamaño del cráneo, la línea de la nariz, el

ancho de los hombros, y la dura fuerza de las manos que hacían esa cosa delicada

con el pañuelo. Asomándose a la secreta bohardilla de la encantadora cabeza, Cecy

tiró de un oculto alambre de ventrílocuo, y la hermosa boca se abrió y dijo:

— ¡Gracias!

— Oh, entonces eres cortés -dijo Tom.

El olor de cuero de sus manos, el olor del caballo en sus ropas se elevaron hasta la

tierna nariz, y Cecy, lejos, muy lejos, sobre prados nocturnos y campos florecidos,

se movió como en sueños.

— ¡No! ¡No contigo! -dijo Ann.

— Vamos, habla suavemente -dijo Cecy.

Movió los dedos de Ann hacia la cabeza de Tom. Ann echó atrás la mano.

— ¡Me he vuelto loca!

— Así es -asintió Tom, sonriendo, pero sorprendido-. ¿Ibas a tocarme entonces?

— No sé ¡Oh, vete!.

En las mejillas de Ann brillaban rosados carbones.

— ¿Por que no corres? No te retengo. -Tom se incorporó-. ¿Has cambiado de

parecer? ¿Irás al baile conmigo esta noche? Es un baile especial. Te diré por qué

más tarde.

— No -dijo Ann.

— ¡Si! -gritó Cecy-. Nunca bailé. Quiero bailar. Nunca llevé un largo vestido

susurrante. Quiero bailar toda la noche. No sé que es estar en una mujer, bailando.

Papá y mamá nunca me lo permitirían. He conocido perros, gatos, langostas, hojas,

todo lo que hay en el mundo en un tiempo o en otro, pero nunca una mujer en

primavera, nunca en una noche como la de hoy. Oh, por favor ... debemos ir a ese

baile.

Cecy extendió sus pensamientos como dedos dentro de un guante nuevo.

— Si -dijo Ann Leary-. Iré. No se por que, pero iré contigo al baile esta noche, Tom.

— ¡Ahora adentro, pronto! -gritó Cecy-. Debes lavarte, avisar a tu gente, preparar

el vestido, calentar la plancha. ¡A tu cuarto!

— Mamá -dijo Ann-, ¡he cambiado de parecer!

El caballo de Tom galopó a lo largo de la cerca, los cuartos de la granja volvieron a

la vida, el agua hirvió para un baño, la estufa de carbón calentó la plancha que

plancharía el vestido, la madre corrió, corrió con una hilera de alfileres en la boca.

— ¿Qué te ha pasado, Ann? ¡Tom no te gusta! Ann se detuvo en medio de aquella

gran fiebre.

— Es cierto.

¡Pero es primavera! pensó Cecy.

— Es primavera -dijo Ann.

Y es una hermosa noche para bailar, pensó Cecy.

— ... para bailar -murmuró Ann Leary.

La muchacha se metió en la bañera y la espuma le cubrió los blancos hombros de

delfín, y el jabón hizo pequeños nidos bajo sus brazos, y la carne de sus pechos

tibios se movió en sus manos, y Cecy movió la boca, modelando la sonrisa, guiando los movimientos de Ann. No podía permitirse una pausa, ni un titubeo, ¡o toda la pantomima se haría pedazos! Habia que obligar a Ann Leary a moverse, a actuar, a lavarse aquí, a enjabonarse allá. Ahora, ¡afuera! ¡Sécate con una toalla! ¡Ahora perfume y polvo!

— ¡Tú! -Ann se vio en el espejo, toda blanca y rosada como lirios y claveles-.

¿Quién eres esta noche?

— Soy una muchacha de diecisiete años. -Cecy la miró desde los ojos violetas-. No

puedes verme. ¿Sabes que estoy aquí?

Ann Leary sacudió la cabeza.

— Le he alquilado el cuerpo a alguna bruja de abril.

— ¡Cerca, muy cerca! -rió Cecy-. Bueno, ahora con tu vestido.

¡El placer de sentir una hermosa ropa sobre un gran cuerpo! Y luego el saludo

afuera.

— ¡Ann! ¡Llegó Tom!

— Dile que espere. -Ann se sentó de pronto-. Dile que no voy al baile.

— ¿Qué? -dijo su madre en la puerta.

Cecy volvió rápidamente a su puesto. Había sido un descuido fatal, había dejado el

cuerpo de Ann un fatal instante. Había oído el ruido lejano de los cascos del caballo y el carro que traqueteaba cruzando el campo primaveral iluminado por la luna.

Durante un segundo había pensado: iré a buscar a Tom y me instalaré en su

cabeza y veré qué es ser un hombre de veintidós años en una noche como ésta. Y

se había lanzado a cruzar rápidamente un campo de brezos. Regresó volando,

como un pájaro a su jaula, y susurró y batió en la cabeza de Ann Leary.

— ¡Ann!

— ¡Dile que se vaya!

Cecy se calmó y extendió sus pensamientos.

— ¡Ann!

Pero Ann se había rebelado.

— ¡No, no, lo odio!

No debía haberme ido, ni siquiera un momento. Cecy derramó su mente en las

manos de la muchacha, en el corazón, en la cabeza, suavemente, suavemente.

De pie, pensó.

Ann se incorporó.

Ponte el abrigo.

Ann se puso el abrigo.

Ahora, ¡en marcha!

¡No! pensó Ann Leary.

¡En marcha!

— Ann -dijo la madre-, no hagas esperar a Tom. Sal y déjate de tonterías. ¿Qué te

pasa?

— Nada, mamá. Buenas noches. Volveremos tarde.

Ann y Cecy corrieron juntas hacia la noche de primavera.

Una sala de palomas que bailaban suavemente rizando sus silenciosas y arrastradas plumas, una sala de pavos reales, una sala de ojos y luces de arco iris. Y en el centro, dando vueltas, y vueltas, y vueltas, bailaba Ann Leary.

— Oh, es una hermosa noche -dijo Cecy.

— Oh, es una hermosa noche -dijo Ann.

— Estás rara -dijo Tom.

La música los hacia girar en la oscuridad, en ríos de canciones; flotaban,

asomaban, se hundían, se alzaban en busca de aire, jadeaban, se tomaban el uno

del otro como si estuviesen ahogándose, y giraban otra vez, con movimientos de

abanico, con murmullos y suspiros al compás de «Hermoso Ohio».

Cecy tarareó. Los labios de Ann se abrieron y salió música.

— Si, estoy rara -dijo Cecy.

— No eres la misma -dijo Tom.

— No, no esta noche.

— No eres la Ann Leary que conozco.

— No, de ningún modo, de ningún modo -murmuró Cecy, a kilómetros y kilómetros de distancia-. No, de ningún modo -dijeron los labios de Ann.

— Tengo una sensación rarísima -dijo Tom.

— ¿Acerca de qué?

— Acerca de ti. -Tom apoyó la mano en la espalda de Ann y la hizo bailar mirando

la cara resplandeciente de la muchacha, buscando algo-. Tus ojos -dijo-, no puedo

verlos realmente.

— ¿Me ves? -preguntó Cecy.

— Una parte tuya esta aquí, Ann, y otra parte no está.

Tom la hizo girar cuidadosamente, perturbado.

— Si.

— ¿Por qué viniste conmigo?

— Yo no quería venir -dijo Ann.

— ¿Por qué, entonces?

— Algo me obligó.

— ¿Qué?

— No sé.

La voz de Ann era casi histérica.

— Bueno, bueno, bueno -susurró Cecy-. Tranquila. Da vueltas, da vueltas.

murmuraron y susurraron y se alzaron y cayeron en la silla oscura, con la música

que se movía y los hacia girar.

— Pero has venido al baile -dijo Tom.

— Sí -dijo Cecy.

— Vamos.

Y Tom la llevó bailando ligeramente hacia una puerta abierta y la hizo caminar en

silencio alejándola de la sala y la música y la gente.

Subieron al carro y se sentaron juntos.

— Ann -dijo Tom, tomándole las manos, temblando-. Ann. -Pero dijo el nombre de

ella como si no fuese su verdadero nombre. Se quedó mirando aquel rostro pálido.

Ann había abierto otra vez los ojos-. Yo te quise siempre, lo sabes -dijo.

— Lo sé.

— Pero tú fuiste siempre veleidosa, y yo no quería sufrir.

— No tiene importancia, somos muy jóvenes.

— No, quiero decir lo siento -dijo Cecy.

— ¿Qué quieres decir?

Tom dejó caer las manos de Ann y se endureció.

La noche era cálida y el olor de la tierra subía estremeciéndose alrededor del carro,

y el aliento de los árboles frescos empujaba las hojas unas contra otras con una

sacudida y un susurro.

— No sé-dijo Ann.

— Oh, pero yo lo sé -dijo Cecy-. Eres alto, y el hombre más atractivo del mundo.

Esta es una hermosa noche; recordaré siempre que he pasado esta noche contigo.

Cecy extendió una mano fría y extraña hacia la mano temerosa de Tom, y la acercó

y la apretó y calentó.

— Pero -dijo Tom, parpadeando- esta noche estás aquí, estás allí. En un instante de

un modo, y en el siguiente de otro. Yo quería traerte al baile esta noche en

recuerdo de los viejos tiempos. No pensaba en nada al principio, cuando te lo pedí.

Y luego, cuando estábamos junto al pozo, supe que en ti algo había cambiado,

realmente. Estás distinta. Hay en ti algo nuevo y blando, algo... -Tom buscó a

tientas la palabra-. No sé. No puedo decirlo. El modo cómo miras. Algo en tu voz. Y ahora sé que estoy enamorado de ti otra vez.

— No -dijo Cecy-, de mí, de mí.

— Y temo estar enamorado de ti -dijo Tom-. Me harás daño otra vez.

— Si -dijo Ann.

No, no, ¡te quiero de veras! pensó Cecy. Ann díselo, díselo por mí. Dile que lo

quieres de veras.

Ann no dijo nada.

Tom se acercó suavemente un poco más y alzó la mano para tomarle la barbilla.

— Me voy, Ann. Conseguí un trabajo a ciento cincuenta kilómetros de aquí. ¿Me

extrañarás?

— Sí -dijeron Ann y Cecy.

— ¿Puedo despedirme de ti con un beso entonces?

— Sí -dijo Cecy antes que ningún otro pudiese hablar.

Tom apoyó los labios en aquella extraña boca. Besó la extraña boca, temblando.

Ann parecía una estatua blanca.

— ¡Ann! -dijo Cecy-. ¡Mueve tus brazos, abrázalo!

Ann era como una muñeca de madera a la luz de la luna.

Tom la besó otra vez.

— Te quiero -susurró Cecy-. Estoy aquí. Me ves a mí en los ojos de Ann, a mí. Y yo

te quiero a pesar de ella.

Tom se apartó y pareció un hombre que hubiese corrido una larga distancia.

— No sé qué pasa -dijo-. Durante un momento...

— ¿Si? -preguntó Cecy.

— Durante un momento pensé ... -Se llevó las manos a los ojos-. No importa. ¿Te

llevo ahora a tu casa?

— Por favor -dijo Ann Leary.

Tom le cloqueó al caballo, sacudió cansadamente las riendas, y el carro se alejó.

Iban en las sacudidas y crujidos y movimientos del carro iluminado por la luna, en

la todavía temprana -eran sólo las once- noche primaveral, y los campos brillantes

y los suaves prados de trébol pasaban deslizándose.

Y Cecy, mirando los campos y prados, pensaba: daría cualquier cosa, sí, lo daría

todo por estar siempre con él desde esta noche. Y oyó otra vez la voz de sus

padres, débilmente: "Cuidado. No querrás perder tus poderes mágicos, casándote

con un simple mortal. Cuidado."

Si, sí, pensó Cecy, hasta a eso renunciaría, ahora mismo, si él me tuviese en

cambio. No necesitaría entonces pasear en las noches de primavera, no necesitaría

vivir en pájaros y perros y gatos y zorros. Sólo necesitaría estar con él. Sólo con él.

Sólo con él.

El camino pasaba debajo de ellos, suspirando.

— Tom -dijo Ann al fin.

Tom miraba friamente el camino, el caballo, los árboles, el cielo, las estrellas.

— ¿Qué?

— Si estás alguna vez en los años próximos, alguna vez, en Green Town, Illinois, a

unos pocos kilómetros de aquí, ¿me harías un favor?

— Quizás.

Ann Leary habló con una voz vacilante y torpe:

— ¿Me harías el favor de ver a una amiga mía?

— ¿Por qué?

— Es una buena amiga. Te he hablado de ella. Te daré su dirección. Un momento. -

El carro se detuvo ante la casa de Ann y la muchacha sacó lápiz y papel de su

pequeño bolso y escribió a la luz de la luna, apoyando el papel en la rodilla-. Toma.

¿Se lee bien?

Tom miró el papel y asintió aturdido.

— Cecy Elliot. Calle de los Alamos, 12. Green Town, Illinois -leyó.

— ¿La visitarás algun día? -pregunto Ann.

— Algún día -dijo Tom.

— ¿Me lo prometes?

— ¿Qué tiene que ver esto con nosotros? -gritó Tom furiosamente-. ¿Para que

quiero papeles y nombres?

Apretó el papel y se metió la arrugada pelota en el bolsillo de la chaqueta.

— ¡Oh, por favor, promételo! -suplicó Cecy.

— ... promételo -dijo Ann.

— ¡Muy bien, muy bien, déjame en paz! -gritó Tom.

Estoy cansada, pensó Cecy. No aguanto más. Tengo que ir a casa. Me siento débil.

Mi poder sólo alcanza para pasar unas pocas horas como éstas, de noche. viajando,

viajando. Pero antes de irme...

— ... antes de irme.... -dijo Ann.

Besó a Tom en la boca.

— Soy yo quien te besa -dijo Cecy.

Tom se apartó y miró a Ann Leary, adentro, muy adentro. No dijo nada, pero se le

ablandó la cara, lentamente, muy lentamente, y los rasgos se le desdibujaron, y la

boca perdió su dureza, y miró otra vez el interior de aquel rostro bañado por la

luna.

Luego bajó a Ann del carro y sin siquiera unas buenas noches se alejó rápidamente

camino abajo.

Cecy dejó a Ann.

La muchacha, gritando, como si saliese de una cárcel, corrió por el sendero lunar

hacia su casa y cerró de un portazo.

Cecy se demoró allí cerca unos instantes. En los ojos de un grillo vio el nocturno

mundo primaveral. En los ojos de una rana se quedó un momento a solas junto a

un estanque. En los ojos de un ave nocturna miró desde un olmo alto, hechizado

por la luna, y vio cómo se apagaban las luces en dos granjas, una allí, y otra a un

kilómetro. Pensó en si misma, su familia, y sus extraños poderes, y en que nadie

de su familia podía casarse con ninguna de las gentes de aquel vasto mundo, más

allá de las colinas.

— ¿Tom? -Su mente cada vez más débil voló con un ave nocturna bajo los árboles

y sobre los campos de mostaza silvestre-. ¿Tienes todavía el papel, Tom? ¿Vendrás

algún día, algún año, alguna vez, a verme? ¿Me conocerás entonces? ¿Me mirarás a

la cara y recordarás entonces cuando me viste por última vez, y sabrás que me

quieres como yo te quiero, de verdad y para siempre?

Se detuvo en el fresco aire de la noche, a un millón de kilómetros de pueblos y

gentes, sobre granjas y continentes y ríos y montañas.

— ¿Tom? -preguntó suavemente.

Tom dormía. Era tarde; las ropas estaban colgadas en sillas, u ordenadamente

plegadas a los pies de la cama. Y en una mano inmóvil, puesta con cuidado sobre la almohada blanca, junto a su rostro, había un trozo de papel escrito. Lentamente,

lentamente, una fracción de centímetro cada vez, los dedos se fueron plegando y se

cerraron sobre el papel. Y Tom ni siquiera se movió cuando un ave negra,

débilmente, maravillosamente, aleteó con suavidad unos instantes contra los

vidrios de la ventana, claros a la luz de la luna, y luego, abriendo en silencio las

alas, se alejó volando hacia el este, sobre la tierra dormida.

viernes, 22 de febrero de 2008

ACARA E PERRO ya no está al aire...

Queridos compañeros: muchos de ustedes saben lo que significaba para mí el poder hacer radio en mi pueblo, Colón, ENTRE RÍOS.
Después de 8 años de La Maravilla y luego de intensos seis meses de A Cara E Perro, ayer fui censurada y expulsada, siendo mis dos programas levantados de la FM más populosa de la zona.
Seguramente el problemita vino por A CARA E PERRO ya que la gente participaba y mucho y al poder expresarse libremente, empezamos a molestar a los políticos de turno, en este caso al Intendente Hugo Marzó ( aquel que asegurara hace más de un año frente a cámaras de TN que Botnia no contaminaría nunca)
No puedo hacer responsable al propietario y director de la radio por su falta de coraje, cada uno sabe adonde le aprieta el zapata. Algunos vamos en ojotas por eso justamente, pa que no nos apriete nada.
En estos seis meses pude no solamente vincularme con gente maravillosa de mi pueblo, también está la cuestión cultural y musical. Yo, a pesar de ser hija de mi padre, poco y nada sabía de chamamé. MI cabeza se abrió a esta música y es lo que más lamento, el no poder seguir difundiendo lo que mi pueblo se merece escuchar.
La audiencia era tan amplia como clasista, en eso no había dudas y me llena de orgullo, Villa Elisa, Ubajay, Colonia Nueva al Sur, Al Norte, Colonia Mabragaña, San José, Liebig, Colonia Pereira, Colonia Las Achiras, San Anselmo, 1 de Mayo, El Brillante, y por supuesto... la costa uruguaya y Paysandú.
Obreros rurales, anarquistas, trabajadores de la construcción, uruguayos ilegales, vecinas, mujeres que viven la violencia dentro y fuera de sus casa, madres angustiadas por los permanentes apremios ilegales por parte de la policía, municipales de todos y cada uno de los pueblos de la zona y de las juntas de gobierno, tamberos contra la soja, pescadores, en fin, gente sencilla de mi Pueblo.
El ser censurada es una experiencia nueva en mi Vida, sabrán comprender que no sé muy bien que hacer.
Anamá
Con esta voz miles de rabias
que me alborotan la garganta,
con la canción un sentimiento
vuelto palomas alzando al vuelo.

Esta canción es sólo un puente
entre tu voz y un nuevo día,
esta canción no dice nada
que no le diga tu mirada.

Para cantar basta un pretexto,
para vivir la valentía,
para triunfar tan sólo un hombre
que se decida por el día.

Esta canción espanta el miedo
y una explosión de descontento
se vuelve antorcha, sol y viento,
olvida el tiempo y reta al cielo.

Quién tiene la voz después de todo?
quién ha de cambiarte la tristeza?
quién te marcará tu propia senda?
quién? si no eres tú, da la respuesta.

Voz de mujer se oye en la casa,
dura faena cotidiana,
canción objeto de la alcoba
y triste sombra de la escoba.

Pero esta voz pide su sitio
y su canción aún sin permiso
le quita sombras al destino,
levanta el vuelo con un grito.

Habrá rencor mientras la noche
cubra las manos de la historia,
mientras la risa de los niños
no tenga abrigo y pan seguros.

Habrá canción mientras un pueblo
no se resigne a las cadenas,
habrá esperanza mientras puedas
llenas de amor sonar las cuerdas.

sábado, 16 de febrero de 2008

EL "VERDIN" INVADIO LA PLAYA "PUNTA NORTE" Y OBLIGO A INHABILITARLA PARA BAÑISTAS

( 16/02/2008 )

COLON: Ayer en horas de la tarde las aguas de la playa Punta Norte de la ciudad de Colón, fueron invadidas por el “verdín” que generan la proliferacion desmedida de algas provenientes de la represa Salto Grande. Por este motivo se levantó bandera roja y las boyas fueron colocadas muy cerca de la orilla, en clara señal que se estaba impidiendo que los concurrentes ingresaran al río. Portal Colonense mantuvo charlas con personas que prestan servicios en la playa, los que manifestaron que durante la mañana al “verdín” se le agregó un intenso mal olor como a “pasto podrido”. También revelaron que en la isla Caridad, frente a Paysandú, y en una gran parte del río, la masa de algas todo lo cubría La preocupación y el desasosiego de prestadores de servicios y bañistas era evidente, y alguien recordó los dichos del Dr Grianta cuando afirmaba sobre la gravedad que representaba la proliferación de estas algas en las represas del río Uruguay. A todo esto la CARU lanzó un comunicado recomendando extremar las precauciones.

( 16/02/2008 )

COLON: Ayer en horas de la tarde las aguas de la playa Punta Norte de la ciudad de Colón, fueron invadidas por el “verdín” que generan la proliferacion desmedida de algas provenientes de la represa Salto Grande. Por este motivo se levantó bandera roja y las boyas fueron colocadas muy cerca de la orilla, en clara señal que se estaba impidiendo que los concurrentes ingresaran al río. Portal Colonense mantuvo charlas con personas que prestan servicios en la playa, los que manifestaron que durante la mañana al “verdín” se le agregó un intenso mal olor como a “pasto podrido”. También revelaron que en la isla Caridad, frente a Paysandú, y en una gran parte del río, la masa de algas todo lo cubría La preocupación y el desasosiego de prestadores de servicios y bañistas era evidente, y alguien recordó los dichos del Dr Grianta cuando afirmaba sobre la gravedad que representaba la proliferación de estas algas en las represas del río Uruguay. A todo esto la CARU lanzó un comunicado recomendando extremar las precauciones.

viernes, 15 de febrero de 2008

MALESTAR DE LOS TRABAJADORES: LA PLANTA SWIFT DE SAN JOSE SUSPENDE LA FAENA POR UNA SEMANA





Lo informó a APF Luis Ríos, secretario general del Sindicato de la Carne Vizental • Dijo que “esta mañana”, les comunicaron que “a partir del lunes no se faena más” en la planta Swift de San José • Según transmitió Ríos, la empresa dice que “no les conviene porque el novillo está muy caro” • El gremialista manifestó la preocupación de los trabajadores ante la “incertidumbre” con la que conviven, por lo que “mañana” buscarán tomar contacto con el Gobierno para ver “que medida tomar”, expresó el secretario del Sindicato.
“A partir del lunes no se faena más, dicen que esta muy caro. Esta mañana nos confirmaron la noticia. En principio es por un tiempo prudencial nos dicen, pero en realidad no se sabe por cuantos días”, expresó Ríos.

Según los directivos de la empresa “no les conviene faenar porque el novillo está muy caro y no le están sacando diferencia”, comentó. Por tal motivo, desde el Sindicato “estamos buscando contactos y vamos a ver qué medida podemos llegar a tomar. Seguramente tomaremos contacto con autoridades provinciales. Si puedo, mañana quiero charlarlo con el Gobernador o con algún secretario”, anticipó el gremialista.

La noticia se suma a los preavisos de despido que 91 empleados de la firma recibieron en diciembre, medida hasta el momento “en suspenso”. Sin embargo, “acá tenemos un problema de arrastre, desde hace seis meses que la gente no está haciendo las 8 horas, hace seis horas”, comentó el dirigente para quien eso “tiene una repercusión del 40 por ciento en el bolsillo, todo el tema de la exportación repercute ahí”, señaló.

“Este aviso de suspensión va en cadena”, y el panorama para los 550 empleados de la planta es de “incertidumbre”. Por tal motivo, “quietos no nos vamos a quedar, porque esto es demasiado”, sentenció Ríos ante esta Agencia. (APF.Digital)

Con sabor a poco los asambleístas se retiraron de la reunión con la presidenta.

Audiencia en Casa de Gobierno

La reunión de los asambleístas con la presidenta, lejos estuvo de lograr satisfacer las expectativas de los representantes de la Asamblea de Gualeguaychú, quines no pudieron ver colmadas sus aspiraciones en la idea central de aplicar el Código Aduanero para frenar el abastecimiento a Botnia..






Los representantes de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú evaluaron este jueves, tras reunirse con la presidente Cristina Fernández de Kirchner, que cuentan con el "apoyo" del Gobierno y aseguraron que no se les pidió que levantaran el corte del paso fronterizo.

Tras un encuentro de una hora y media en la Sala de Situación de Casa de Gobierno, uno de los cinco asambleístas convocados, el abogado Osvaldo Fernández, evaluó que "el Gobierno ha reiterado su apoyo a la lucha" de Gualeguaychú, contra la producción de la pastera.

"La Presidenta nos planteó seguir el diálogo, seguir conversando, y en este sentido tenemos un desafío por delante, y expresamente nos dijo que es una causa nacional", recalcó Fernández luego del encuentro.

Según los asambleístas, Fernández de Kirchner dijo "no compartir" el análisis jurídico que ellos hacen del Código Aduanero para evitar que desde Argentina se envíen suministros a la pastera de origen finés.

Los representantes de la Asamblea le entregaron un documento a la presidenta en el que ratificaron "la lucha de Gualeguaychú" e insistieron en la convocatoria a manifestar al puente para el último domingo de abril, fecha tradicional de demanda contra Botnia y el gobierno uruguayo.

Otro de los asambleístas que participaron del encuentro, Gustavo Rivollier, aclaró a Télam que "se abrieron dos vías de diálogo: una con el secretario Legal Carlos Zaninni por la aplicación del Código Aduanero y otra con el canciller Jorge Taiana para que ciudadanos entrerrianos con doble nacionalidad inicien demandas a Botnia en la Comunidad Europa por derechos humanos".

Junto a la presidenta se encontraban el jefe de Gabinete Alberto Fernández, el canciller Jorge Taiana, el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, la secretaria de Ambiente Romina Picolotti, el senador Pedro Guastavino y el intendente de Gualeguaychú, Juan Carlos Bahillo.

Por el lado de los asambleístas estuvieron Fernández, Rivollier, más Juan Veronesi, Víctor Rebossio y Luis Leissa, los cinco en representación de la Asamblea Ciudadana.

"Vamos a seguir analizando las posibilidades de tomar medidas y la Asamblea seguirá con sus acciones y planteando propuesta", aseguró Fernández y expresó la "fuerte decisión para que haya medidas concretas" de parte del Gobierno argentino.

"Tenemos el respaldo de la ley vigente", dijo el asambleísta en referencia al Código Aduanero y enfatizó que "no se pidió absolutamente nada ni se asumió ningún compromiso".

Los representantes aprovecharon el marco del encuentro para convocar a todos los argentinos a una conmemoración del aniversario del Tratado del Río Uruguay, a realizarse en la ciudad entrerriana el 16 de febrero, en el puente que mantienen cortado desde que surgió el conflicto.

lunes, 11 de febrero de 2008

ConcordiaDiscapacitado permanecería grave tras ser salvajemente golpeado en un boliche

"....Un joven discapacitado, del que hasta anoche no se conocían mayores datos, se debatía entre la vida y la muerte tras haber sido hallado severamente golpeado en uno de los baños de una discoteca ubicada en calle Hipólito Irigoyen, entre Roque Sáenz Peña y Carriego de Concordia. La víctima, de entre 25 y 28 años, fue, prácticamente, molido a golpes y tras ser trasladado al hospital Delicia Concepción Masvernat, se comprobó que presentaba politraumatismo de cráneo, hematomas en los ojos y varios golpes en el cuerpo..." Esta noticia tomada de Analisis Digital demuestra una vez más el doble discurso que desde el gobierno Nacional se viene sosteniendo sobre temas como la Discriminación y las distintas minorías sociales.

Desde hace una semana estoy tratando de saber en que punto de la costa del Río uruguay se instalaría el puesto de INADI (instituta Nacional contra la Discriminación) y su titular representante en Entre Ríos de nación , la señora Kristina Ponce.

Nadie me supo informar....

A lo hecho pecho... aquí tenemos el resultado, en Concordia ayer se asesisnó a una persona por su carácter de homosexual y hoy nos despertamos con esta noticia...un joven con discapacidad en Coma 4 por feroz golpiza en la puerta de una disco.


Quizás, esta otra mujer K ( todas parecen llamarse Kristinas) esté en Pueblo Liebig o en la zona de Colonia las Achiras. Nunca lo sabremos.


No llame al 0800, desde Inadi Nación tampoco saben que se realiza una campaña en nuestra región.

A cara e Perro? BASTA DE DOBLES DISCURSOS.

sábado, 9 de febrero de 2008

Lamentable e inocultable MURIÓ UN OBRERO DE BOTNIA Y SE DENUNCIAN FALLAS EN LA SEGURIDAD



Se llamaba Pedro Molina, de 32 años, y perdió la vida luego de caer de un andamio colocado a 20 metros de altura. El SUNCA, Sindicato Unico Nacional de la Construcción y Afines venía denunciando las gravísimas fallas en la seguridad, lo que provocaba un riesgo permanente para los trabajadores. El hecho provocó dolor e indignación en la planta obrera. .


La lamentable noticia provocó la desazón entre los trabajadores de Botnia, cuando Pedro Molina, de 32 años de edad, perdió la vida luego de caer de un andamio colocado a 20 metros de altura. El obrero, oriundo de Salto, es el primer fallecido en la planta desde que Botnia empezó su producción.

Tras la caída, el obrero fue trasladado al sanatorio Amedrin de la ciudad de Fray Bentos en donde fue intervenido de urgencia, falleciendo horas después.

Este es uno de los tantos accidentes que se han producido en Botnia, y que la empresa ha intentado ocultar.

El SUNCA, Sindicato Unico Nacional de la Construcción y Afines (Sunca), viene denunciando desde hace mucho tiempo las lamentables fallas en la seguridad, que exponen permanentemente a una situación de riesgo para los obreros. Es por este motivo, que han paralizado la planta, tratando de encontrar respuestas, pero siempre terminaron en falsas promesas.

Antonio Rodríguez, delegado nacional del Sindicato de la Madera, había denunciado en RADIO MAXIMA que “La cantidad de accidentes son inaceptables, no podemos esperar a que ocurran más cosas para tomar medidas”, aseguró Rodríguez.

El uruguayo opinó, asimismo, que “las mentiras se descubren al tiempo. Nosotros los uruguayos, hoy nos damos cuenta de lo que sucede. La gente sabe lo que pasa”.

Expresó, además, que “la realidad es que se está viviendo pobreza nuevamente, se acabó la changa y el sueño se ve frustrado con el acontecer día a día”.

“Me da broca porque la fortuna se va para sus países y no es repartida en los salarios dignos para los trabajadores. Estoy muy enojado con el gobierno de Río Negro que tampoco da la cara”, aseguró Rodríguez.

Por su parte Jorge Godoy, secretario Ejecutivo de la Unión de Transporte Fletero del Uruguay, en declaraciones a RADIO MAXIMA, manifestaba "Los cuadros medios de Botnia nos mintieron", siempre han faltado con sus promesas, la gente se está dando cuenta que son unos grandes mentirosos".


COMUNICADO DE BOTNIA

Según un comunicado de Botnia, aún se desconocen las causas que provocaron su precipitación al vacío. Las mismas están siendo investigadas por las autoridades correspondientes.

Molina pertenecía a la empresa de construcción Cujó contratada por Botnia y bajo la dirección de la empresa Kymppi Eristys, para realizar las terminaciones de obra, confirmó a Observa Florencia Herrera, encargada de prensa de la fábrica finlandesa. En el momento del accidente, se encontraba realizando tareas de aislamiento.

viernes, 8 de febrero de 2008

Cantor Popular

Carlos Ramón Fernandez

Pesada carreta resulto la vida
Se me hizo difícil poderla llevar.
La moví de a poco mirando a lo lejos
Inmenso repecho tenia que cruzar (bis).
No veía nada para mi futuro
Solo era en la vida luchar y luchar.
Mirando a lo lejos oscuro sendero
Ni una lucecita podía divisar (bis).
Y pude de pronto llegar a la loma
Con tremendo esfuerzo la iba a cruzar
Pero muy cansado me detuve un rato
Saque la guitarra y me puse a cantar
Y del otro lado ví que en la bajada
Estaba mi gente dispuesta a escuchar.
Y un amigo dijo el cantor del pueblo
Y el pueblo me dijo cantor popular (bis).
No alcanza la vida para agradecerle
A los que una mano me supieron dar.
Fueron los laderos para mi carreta
Que un día mi canto hizo caminar (bis).
Simple mensualito puestero de estancia
Un día una guitarra me hizo soñar

Nace "A Cara E Perro" en la Web

Y al fín se dió... Ya estamos en Internet pa todo el mundo. Y que Adami se la aguante. Y que Marzó se tenga que cuidar muy bien de lo que declara.
Ojo CANALI de San José... ACÁ ESTAMOS!!!!!!!!!!!!!

A CARA E PERRO, colonense colonial, a puro chamamé y música popular uruguaya, con un toque ... porque eso somos, un rinconcito de América Latina en el Sur del Sur, en el Barrio Tiro desde Colón ENTRE RÍOS

GRACIAS CABALLO QUERIDO por tanta SOLIDARIDAD
VIVA FM SOLUCION

GRACIAS GALLEGO SANCHEZ

Viva el E Z L N

Fuera Botnia de la cuenca del Río URUGUAY

JAMAS LE DAREMOS LA LICENCIA SOCIAL